Un juez de familia de Río Gallegos dictó una resolución que resulta ejemplar, teniendo en cuenta el contexto del caso sobre el que le tocó actuar. Una persona pidió a sus padres realizar el cambio de nombre, pero sin cambiar su identidad de género, o al menos desde el DNI: Por ende, él se inscribía con su nuevo nombre en el Registro de Familia pero el Documento establece que es mujer.
Cabe destacar que en la Argentina, los cambios de nombre que se realizan sin cambio de identidad de género tienen que ser analizados por un juez de familia, y en caso de que el pedido sea razonable, se procede con el cambio de nombre. El magistrado dio lugar al pedido, no sólo al considerar que el pedido de la persona estaba fundado sobre un buen grado de madurez conceptual, sino que también citando al Manifiesto Contrasexual del filósofo español Paul Preciado y las concepciones sobre género que tenían varias culturas de la América Precolombina.
Particularmente el uso de estas dos fuentes, ninguna de ellas particularmente circunscriptas a la actualidad tanto nacional como del juicio propiamente dicho, devinieron en un caso paradigmático que demuestra cierta evolución y madurez del Poder Judicial en materia de género, o por lo menos en la Provincia de Santa Cruz.
